MICROFICCIONES
Adriana Alarco de Zadra
Repentino
Cinco pasos, cuatro pasos, tres pasos… el vacío… ¡Adiós, ingrata!
¡Lo pensaré mejor… todavía no
estoy preparado para morir!
Al Vuelo
Estoy deprimido…
¿Por qué me dejó?
¡Veo una belleza morena que sube al tren! ¡Adiós!
¡Me largo al paraíso!
Sin Par
Es una mujer sin igual, bellísima, cocina estupendamente, buena como la
pongas.
Tristemente, casó con mi hermano y no conmigo.
Amor
La quise mucho, ¡claro!
No fui fiel, pero ¿quién lo es?
No era razón para arrojarse por el balcón…
Adiós
Me voy con otra, pero no cierres la puerta por favor. Quizás regrese pronto si su marido nos
descubre.
Recordando amigos
Uno tuvo una vida glamorosa y distinguida: fue peluquero de reinas de
belleza; otro fue escultor y vivió una vida petrificada; el inventor tuvo una
vida aburrida porque no llegó a inventar nada; el cuarto pasó la vida
buscándose a sí mismo y cuando se encontró estaba a punto de ser enterrado en
el cementerio; el quinto pasó la vida volando, era aviador. Resumen:
Las horas tienen la tendencia a desaparecer rápidamente, no las
desperdicies.
Receta de mi nieto para ser feliz
Embutir los vegetales verdes en la jaula del canario y comer sólo pizza
con mermelada y helados.
Genio
A los 7 años descubrió la distancia entre las estrellas midiendo con
pita el mapa estelar.
Aviso en la pizarra del colegio
Están invitados a la fiesta de
cumpleaños de la anciana madre de los mellizos que hoy cumple la venerable edad
de 30 años…
Suegras
La mudez es un defecto, pero es una cualidad si se trata de la suegra.
La alegría es una cualidad, pero es un defecto cuando se demuestra
efusivamente en el funeral de la suegra.
Tiempo
El tiempo es volátil pero no se acaba. Hay siempre más al fondo del
pozo. Basta no cansarse demasiado
sacando un balde detrás de otro porque nos acabamos nosotros.
Poeta
Nunca supo cómo acabar la poesía para su adorada Gumersinda. Tenía las rimas preparadas para cada estrofa:
amor y dolor, miel y fiel, beso y queso, cuna y luna, pero no sabía qué poner
en el medio. Se envenenó.
Retrato.
Es un artista exigente. Dibuja
retratos de las veraneantes en la playa.
Debe encontrar un perfil que busque un carboncillo para diseñarlo. Sólo así podrá a una mujer.
Idiomas
Al llegar a Oriente pensé en el triste destino de los niños en
China. Desde pequeños los obligan a
estudiar un idioma endiablado en vez de aprender a hablar en castellano.
Manda Fruta
Ven pronto, amor. Aquí hay mucha
fruta que te gusta: papayas, piñas, mangos, higos y sobretodo manzanas, como en
el Edén. Verás que no se está tan mal en
el más allá…
Y el espíritu de su esposo se disolvió
lentamente y regresó poco a poco dentro del espejo.
Relato de autor
-
Finalmente he recordado la anécdota
que empezaré a contarles en forma confidencial, queridos amigos, porque es la
fascinante historia de….
-
¡Jacinto, ven a cambiarte y deja ir a
tus amigos, que ya sabes quién viene a cenar esta noche con nosotros!
-
Por culpa de una suegra, - pensó
Jacinto, - el mundo se privará de un
encantador y divertido relato donde el personaje y el autor tienen el mismo
nombre y apellido.
Si…
Si Mozart se hubiese inspirado en los Beatles y Rafael hubiese pintado a
Madonna, la música tendría otro ritmo, un extraño futuro y, seguramente, algún
diferente significado.
Si Bolívar cabalgó el Rocinante y Quijote viajó en el veloz caballo
blanco de Napoleón, las batallas con las mujeres fueron las únicas que ganaron
huyendo.
Si de la pluma de Wilde hubiesen nacido telenovelas y el Miserable de
Hugo hubiese sido creado en computadora, estaríamos inundados de buena
literatura y ninguno de los dos hubiera terminado en la cárcel.
Si los Incas hubiesen levantado el Muro de Berlín, éste no se habría
caído.F
Si Cristóbal hubiese naufragado, los Incas habrían seguido navegando
hacia el oeste y poblado las islas de Asia y Oceanía.
Filosofías Cuotidianas para escribir en mi muro:
Lo superfluo me confunde. Cuando logro librarme de los objetos que no uso y
que llenan mi espacio vital, suspiro aliviada, me siento liberada y puedo
llegar a concretar mi pensamiento.
Las casas que amé fueron cayendo por su propio peso, por el pasar de los
años o por otras construcciones horrendas que se edificaron encima. No importa,
puedo amar otra vez.
De niña vivió en un silencio obligado para no molestar al padre mientras
escribe cosas serias. Paseaba, en punta de pies, entre altísimos estantes
repletos de libros hasta que la consumió tanta sabiduría.
Pasó años de su vida aprendiendo, por osmosis, los muchos sucesos
históricos, fantásticos, mitológicos que pueblan las mentes de las
civilizaciones. Era un ratón de biblioteca.
El consumismo la obligó a comprar lo innecesario hasta que no pudo respirar
y murió aplastada entre lámparas y electrodomésticos inservibles, divanes con
las tripas afuera, ropa demasiado pequeña y altos de cremas y detergentes.
12 PARPADEOS PARA UN AÑO
La ignorancia, la ira y la embriaguez tienen remedio, la estupidez es
perenne.
Soy la misma
que ayer y desde mi rincón veo pasar el mundo con personajes alucinados,
alienados, por sendas oscuras, hundiéndose en el fango de sus ideas mezquinas.
El mundo da vueltas, enajenado. Me agarro con fuerza al borde del abismo y
contemplo desde arriba las raíces retorcidas de un árbol que no me pertenece.
Al fanatismo
hay que combatirlo ferozmente porque se mancha de delitos mayores, sobre todo
cuando sobrepasa sus límites y se desborda sobre seres inocentes.
No voy a marchar al compás de trompetas militares ni
celestiales. La libertad sin cadenas
metálicas o ideológicas es el premio más preciado que un ser humano puede
desear.
Soy lo que
soy, completamente repleta de deseos impuros y defectos. Específica, atorrante. Quiero vivir en paz
bajo la luz, porque un poco he muerto yo también.
Me siento como un agujero negro encontrado en el
espacio. Préstame, Medusa, las serpientes de tu pérfido cabello para atrapar a
mi amante perdido entre planetas y luceros.
Me aplasta el aire tropical, húmedo,
ocioso, de las calmas horas de la siesta.
Tarde pesada de lenta somnolencia bajo el aroma penetrante de jazmines
perfumados.
No desfallezcas, hombre sufriente, aunque te aprieten el cuello y tu
estómago ruja estrepitoso: levanta la cabeza y resurge en medio de tristezas,
pesadumbres y miserias.
Perturbadora paz, dolor del mundo:
despierta del silencio y no dejes que el viento arrastre tu sombrero y levante
impunemente el polvo milenario de las dunas.
¡Teje, artesano tu futuro con espinas y certeras esperanzas!
Se va el año.
Dejemos atrás las ideas viejas como el tiempo. Es hora de renovarse y de mirar el amanecer,
un nuevo día austero sin cadenas ni despilfarros.
Tengo un
pasado inverosímil, aplastado bajo el árbol que huyó por la colina. Lo demás ya no me importa. Se fue, me voy.
12 RÁFAGAS, AÑO TRAS AÑO
Año tras Año 1
Cayó el hacha y se murió el año decapitado. Nace un nuevo día, regresa
el huracán y ráfagas de viento en el arenal levantarán el polvo milenario de
las horas.
Año tras Año 2
Desde el alféizar de la ventana, la muerte contempló la caída del sol.
Sus pétalos se cerraron y se preparó a dormir hasta el año venturo.
Año tras Año 3
Llovió toda la tarde. Ella,
inmóvil desde el lecho, contaba las gotas de lluvia. Eran tantas como las horas que debía esperar
a que regresara, quizás, el nuevo año.
Año tras Año 4
Asomó por la teatina un gato negro. Rin Tin Tin soñaba, bajo la mesa de
la cocina, que lo perseguía como alma que lleva el diablo, bajo un infierno
estrellado.
Año tras Año 5
Arrastraron el costal por el páramo.
Lo enterraron bajo el ichu, frente a la laguna helada. Horas después salieron bailando fémures,
tibias, radios y falanges a celebrar el nuevo año.
Año tras Año 6
Las estrellas alumbran un sendero oscuro. Allí pasa la vieja aplastada
por su costal de pecados, cada vez más encorvada, esperando encontrar un
resplandor que alivie el peso de sus culpas.
Año tras Año 7
Un rayo atravesó la noche. Pareció aliviado y siguió adelante con su
plan malvado: enterrar a su suegra en el jardín botánico bajo la planta
carnívora para eliminar vestigios.
Año tras Año 8
Su grito llenó la noche, espeluznante y macabro. Estaba rodeada de ánimas bailando a su
alrededor. La llevaban al otro mundo sin
pasar por el umbral del nuevo año.
Año tras Año 9
Temía al infierno más que otra cosa. Viajó hacia el paraíso esperando
tomar el tren correcto y que todos olvidaran por el camino sus maleficios,
mezquindades y hechicerías.
Año tras Año 10
Bajo capas de tristeza resplandece la luz de la creatividad. Luego de un plato caliente, recoge sus hilos
de colores y teje un poncho de lana para abrigar a sus hijos.
Año tras Año 11
Llevo un fardo con ideas: no hay dinero ni joyas ni perlas ni diamantes.
Sólo ideas que son buenas o malas, deliciosas o perversas, sembradas en medio
de las horas.
Año tras Año 12
Llanto de dolor, frío invernal, hambre insaciable. Un año tras otro vamos arrastrándonos por las
calles vacías cubiertos de harapos. ¿Cuál será el año feliz para nosotros?
Brindis de Año Nuevo
Antes de terminar la copa de champagne ya su cuerpo parecía una fuente
con varios surtidores.
La ráfaga de metralla le llegó antes de que se diera cuenta y la copa se
rompió en mil pedazos reflejando su luz en las paredes.
Ciencia Ficción:
Rugendo estaba tan feliz de haber sido elegido para
atravesar el infinito que se demoró en vestirse con traje especial, en inflar
el salvavidas, en ponerse botas espaciales y casco con oxígeno incorporado,
hasta que finalmente tocaron las trompetas, llegó al cohete espacial y no pudo
entrar por voluminoso.
Aprendió las reglas, las coordenadas, las leyes, las
filosofías, las matemáticas y no sabía qué hacer con ellas. En la escuela nadie
escuchaba, en el trabajo lo tildaban de aburrido, en el club lo hacían
callar. Pensó que podía viajar al
espacio y escribir sus ideas en las nubes.
Como afirmó Servetus
desde el planeta Ceres: Se encuentran nuevas galaxias en el corazón del
universo cuando recorres el horizonte porque nada es tan difícil que no se
pueda conseguir y si no quieres que nadie se entere, no lo hagas.
Todos los hombres son
sabios, unos antes y otros después, como Primitivo Serclásico, embajador de
Finimondo Ubícuo quien repetía: Dejémonos de bobadas, el hogar es sólo una
ventana en tu ordenador, que sólo necesita sonrisas porque cuestan menos que la
electricidad y dan más luz.
El tiempo se desmenuza
mientras espero al amigo que me socorra y no me compadezca. Corto en trozos la
vida, los arrojo al abismo, aunque sigue entera con su pasado su presente y su
futuro.
Durante la misión
espacial recordé las sabias palabras de Filiberta Malpartida, que en paz
descanse, rebosante de alegría ya que repartía felicidad y se la devolvían con
creces: “Nunca es tarde cuando la nave llega”.
Cayó la noche y cayó
tan bajo que rompió el techo, atravesó el pavimento entre las altas paredes y
llegó al sótano. Desde entonces, cuando
quiero ver estrellas, bajo las escaleras y allí están como luciérnagas en la oscuridad
y la luna en el alféizar como un trozo de pastel.
Mientras el tiempo se
desmenuza entre los dedos sigo esperando al buen amigo, que me socorra y no me
compadezca, cuando corto en trozos la vida y los arrojo al abismo, aunque,
ilusa, pueda pensar que sigue entera con un pasado un presente y un futuro.
Señales de Humo
¡Ya deja de hacer señales de humo con el celular, Toro Sentado, y usa el teléfono como debe ser para llamar a
tu hija! Si no te contesta es porque no
quiere hablar contigo y está feliz con el gringo que se la llevó…
Identidad Perdida
En el Municipio no encontraron mi número de identidad; en la oficina de
jubilados no existía mi documentación; en la de predios, terrenos y
construcciones no sabían cuál era mi propiedad.
Oficialmente, no existía. Di
media vuelta y regresé a mi sarcófago al fondo del pasillo a la izquierda.
Fantasías temporales
No hay sábado sin sol ni domingo sin amor,
decía mi abuela. Ayer hubo sol y hoy
estamos odiándonos unos a otros si somos de diferente partido político. Votemos
bien por presidente porque si no van a venir los años de las vacas flacas.
Llevo un fardo con ideas: no hay dinero, joyas, perlas ni
diamantes. Sólo ideas que me persiguen en las horas de insomnio. Pueden ser buenas, malas, deliciosas,
perversas, inútiles o divertidas. Todas
fueron sembradas en mi almohada en medio de la noche pero no puedo
compartirlas. No podrán dormir
No voy a marchar
al compás de trompetas militares ni de flautas celestiales. La libertad significa no acarrear cadenas
metálicas ni ideológicas, repetía el abuelo de mi madre, después de ver rodar
cabezas bajo la guillotina francesa. Ese es el premio más preciado que un ser
humano puede desear.
El mundo da
vueltas, enajenado, tan rápido que me mareo.
Me agarro con fuerza al borde del abismo y contemplo desde arriba las
raíces retorcidas de un árbol que no me pertenece. Luego caí por la borda, dejé
mis alas sobre el asiento y me estrellé contra el mundo.
Las calles no estaban
iluminadas. No era tarde, pero la oscuridad se avecinaba. Dio vuelta en la esquina y se encontró en
medio de un lago remando sobre un bote, a lo lejos, luces. Al acercarse dio con
su cama en medio del dormitorio. Se había inundado el baño.
Ajedrez y Política
Fascinados por la
política, decidieron jugar al ajedrez. A
veces enrocaban y escapaban, vencían o perdían. El juego se hizo cada vez más
ardoroso y riesgoso. Unos blancos y otros rojos, rápidamente se confundieron, se
arrojaron al suelo y se tragaron unos a otros sobre los cuadros del tablero.
Los contendientes perdieron de vista el punto de
partida. Los reyes caían, las reinas
corrían. Los caballos y las torres, los alfiles y los peones luchaban en el
campo. Las multitudes embanderadas, como
tantas piezas de ajedrez, los seguían vociferando. Finalmente, el reino del saber terminó en el
caos.
Breves sentidos en tu ausencia
Ideas
Jalo una idea de la frente. Es
larga y elástica; está llena de letras y colores. La observo maravillada. Se va
envolviendo alrededor de mi cuerpo y me abraza.
Rauda como el viento, empiezo a poner todos los signos en su sitio para
percibir su significado cuando, al fin, se rompe la idea y se desvanece
nuevamente, silenciosa, en medio de la nada, por el mismo camino que llegó.
Palabras
Hoy salen de mi boca palabras fluidas como finas cuerdas de seda
esperando recibirte con halagos y promesas.
Tratan de ser dulces y a veces son amargas. Ocupada, tejo una cuerda
diariamente y la convierto en vocablos floridos de color y seda, pero tú no
llegas nunca. Luego desamarro, destejo,
destiño y empiezo con el nuevo día, día a día, noche tras noche. Esperándote, las telarañas que me rodean,
poco a poco se van anudando y convirtiendo en áspera soga de cáñamo, hasta que,
enronquecida, se me hace un nudo en la garganta, sabiendo que no llegarás, y ya
no salen más palabras de mi boca.
Espera
Lo espero mientras crecen de mis dedos, sin mayor esfuerzo, ramas llenas
de hojas y una que otra flor. Es largo
el día y va anocheciendo. Las acaricio, las siento, percibo su aroma. ¿No vas a llegar nunca? El cabello se vuelve
follaje y de pronto me encuentro de pie, plantada como un árbol en la esquina
de mi casa, sintiendo entre mis brazos vegetales la brisa, áspera como tus
dedos, acariciarme con el viento de la noche.
Sonidos
Aferro los sonidos musicales que llegan a mi oído como los símbolos del
pentagrama. Si no es do es sí, si no es
re es sol que alumbra. ¡Vamos corriendo todos a la sombra, a colgar en los
árboles la música que tañe con campanas domingueras y festivas, fa fa fa! ¡Te
das cuenta que hoy silba con el viento, la la la, mi mi mi, y que yo estoy
siempre aquí!! Y al llegar finalmente encontrarás, esperándote, una orquesta
movida por el viento…
¿Cuál campo?
- ¿Cuál es su campo? – preguntó mientras llenaba el formulario con mis
datos.
-El campo de la gravedad.
- ¿Cómo dice?
- El campo de la gravedad. No me
gusta hacer vuelos pindáricos y tengo los pies bien puestos en la tierra. Por
más que digan lo contrario.
Abstemia-
De niña le pusieron Abstemia de nombre.
Su madre hacía lo posible para quitarle la bebida a su padre que era un
borrachín de tomo y lomo, quien la concibió el único día que dejó reposar en
paz la botella. Su hija se lo recordó
todos los días.
Hacia Adentro
Viví con los ojos hacia adentro, descubriendo defectos, pasiones,
sueños, haciendo cálculos, elucubraciones, creaciones.
Cuando miré hacia afuera, el mundo había cambiado: hijos crecidos,
jardines floridos, tecnología avanzada. Perdí el mundo encerrada en el espejo. Decidí salir y hoy trato de continuar
viviendo fuera de él.
Menaje de
Escritora
En mi
recorrido por el alfabeto, formo oraciones y necesito sólo la luz que me da un
trozo del astro luna; las indicaciones las recibo con el vuelo de las
luciérnagas que me indican el camino; me alimento con una consonante redondeada
y una conciencia tranquila y voy en paz.
EL VIAJE
El sombrero energético que llevaba en la
cabeza lo impulsaba hacia lugares más altos, más peligrosos, más abruptos.
Desde la perspectiva de las aves, no sentía el viento entre los dedos, ni en la
cara, ni tenía miedo de la altura. Cuando se quitó el sombrero, estaba aún
sentado en el sillón. ¡Albricias! ¡Había
inventado un nuevo modo de viajar!
El sombrero energético lo impulsaba hacia
lugares más altos, más peligrosos, más abruptos. Desde la perspectiva de las
aves, no sentía el viento entre los dedos, ni en la cara, ni tenía miedo de la
altura. Cuando se quitó el sombrero, estaba aún sentado en el sillón. ¡Albricias! ¡Había inventado un nuevo modo de
viajar!
El sombrero energético lo impulsaba hacia
lugares más altos, más abruptos. No sentía el viento en la cara, ni tenía miedo
de la altura. Cuando se quitó el sombrero, estaba aún sentado en el
sillón. ¡Albricias! ¡Había inventado un
nuevo modo de viajar!
El sombrero energético lo impulsaba hacia
lugares más altos y no sentía miedo de la altura. Cuando se quitó el sombrero,
estaba aún sentado en el sillón.
¡Albricias! ¡Había inventado un nuevo modo de viajar!
El sombrero lo impulsaba hacia arriba y
cuando se lo quitó, estaba aún sentado en el sillón. ¡Albricias! ¡Había inventado un nuevo modo de
viajar!
El sombrero lo impulsaba hacia arriba. ¡Albricias! ¡Había inventado un nuevo modo de
viajar!
¡Albricias! ¡Había inventado un nuevo modo de
viajar!
¡Albricias!
Llamas de Fuego
-¿Aló, Manco?
-No, soy zurdo.
-Pasa a mi hermano Manco al celular.
- ¿Cuál es la prisa? Yo le puedo dar el encargo
porque ahora está ocupado fundando el Ombligo del Mundo.
- Ten cuidado con estos teléfonos que han
bajado del cielo en una nave voladora porque nos van a transformar en llamas.
- ¿Llamas y alpacas?
- En llamas de fuego, Inca Paz... ¡Apaga que el
Sol escucha…!
- ¡Fiuuuuuusplashhhh!…
- Ya decía yo que era pura magia...
Una Noche de Locura
Cuando pasó el vendaval la lluvia se hizo más
leve, más tranquila, más serena. Ya no se percibía esa pasión arrolladora de
los elementos. Se había desahogado el cielo y el huracán recorrió las cumbres
sin hacer daños, descubriendo rutas secretas en los recovecos de esos montes.
Los caminos hacia arriba seguían abiertos, pero se cerraban como pétalos de
flores, poco a poco, apaciguados, satisfechos.
Fue una noche de locura y el fantasma que me
acompañó, se portó, con su experiencia milenaria, como si fuera un maestro
gentil y apasionado.
Yo, Planta
¡O, no! ¡Me he convertido en una planta! Un
vegetal que no se mueve de su sitio. ¡Mis brazos son hojas y mis piernas
tallos! Abro la boca y los pétalos se
zarandean. ¡No puede ser, debo estar
soñando!
Lo que me queda es abrazar a cualquiera que
pase por aquí, veo una mosca. Abro mis
pétalos sin sueños y la trago. Adiós amigos, si pasan o pasean por el Jardín
Botánico no dejen de visitarme. Quizás
se queden sin un ojo, sin un dedo, sin nariz.
Pero tendrán el placer de conocerme...íntimamente.
La Muerte
Bajo capas de tristeza resplandece la luz de la
creatividad. Lleva un fardo pesado: no
hay dinero ni joyas ni perlas ni diamantes. Sólo ideas que son buenas o malas,
deliciosas o perversas, sembradas en medio de las horas.
Desde el alféizar de la ventana, la Muerte
contempla la caída del sol. Llueve toda la tarde. La ve que inmóvil desde el lecho, cuenta las
gotas de lluvia. Son tantas como las
horas que debe esperar a que regrese el nuevo día. Sus pétalos se cierran y se
prepara a dormir hasta el año venturo.
La Culpa
Las estrellas alumbran un sendero oscuro. Por
allí pasa la vieja aplastada por su costal de pecados, cada vez más encorvada,
esperando encontrar un resplandor que alivie el peso de sus culpas. Teme al
infierno más que otra cosa. Viaja hacia el paraíso esperando tomar el tren
correcto y que todos olviden por el camino sus maleficios, mezquindades y
hechicerías. Debe llegar antes de fin de año y se le acaba el tiempo. Cae el
hacha y muere el año decapitado.
Nace un nuevo día, regresa el huracán y ráfagas
de viento en el arenal levantan el polvo milenario de las horas cubriendo
culpas y miserias.
Danza Macabra
Un rayo atravesó la noche. El viandante pareció
aliviado y siguió adelante con su plan macabro: enterrar a su suegra en el
jardín botánico bajo la planta carnívora para eliminar vestigios.
Arrastró el costal por el páramo; pesaba tanto
que no logró llegar a su destino y lo enterró en el altiplano bajo el ichu,
frente a la laguna helada. Horas después
salieron bailando fémures, tibias, radios y falanges a celebrar el acontecimiento
de una nueva luna. Se encontró rodeado de ánimas bailando a su alrededor. Su
grito llenó la noche, espeluznante y desquiciado. Las ánimas lo acompañaron al otro mundo sin
pasar por el umbral de un nuevo año.
Hambre
Llanto de dolor, frío invernal, hambre
insaciable. Un año tras otro va arrastrándose
por calles vacías cubierta de harapos.
Luego de cocinar un plato caliente con agua y pan, recoge sus hilos de colores
y teje un poncho de lana para abrigar a sus hijos. La vida no es fácil. ¿Cuándo
terminará de tejer? ¿Cuál será el año feliz para esa familia?
Los niños duermen para no llorar de hambre.
Asoma por la teatina un gato negro. Rin Tin Tin sueña, bajo la mesa de la
cocina, que en vez de ser perro flaco es un hueso perseguido por la jauría y
corre como alma que lleva el diablo.
Bajo un infierno estrellado, cuatro hilos de
dolor y de colores se estremecen en las manos agrietadas.
Adriana Alarco de Zadra:
Nacida en Lima, Perú. Me han publicado
libros de geografía, de teatro, de ciencia ficción, poesías y cuentos, (en
Perú, Ecuador, U.S.A., Italia). Soy
viuda pero mis hijas y mis nietos me dan alegría y serenidad. Cuando se me
terminan las palabras, pinto. Los
colores me llenan la vida.
FANTÁSTICOS
La
Muerte
Bajo capas de
tristeza resplandece la luz de la creatividad.
Lleva un fardo pesado: no hay dinero ni joyas ni perlas ni diamantes.
Sólo ideas que son buenas o malas, deliciosas o perversas, sembradas en medio
de las horas.
Desde el
alféizar de la ventana, la Muerte contempla la caída del sol. Llueve toda la
tarde. La ve que inmóvil desde el lecho,
cuenta las gotas de lluvia. Son tantas
como las horas que debe esperar a que regrese el nuevo día. Sus pétalos se
cierran y se prepara a dormir hasta el año venturo.
La
Culpa
Las estrellas
alumbran un sendero oscuro. Por allí pasa la vieja aplastada por su costal de
pecados, cada vez más encorvada, esperando encontrar un resplandor que alivie
el peso de sus culpas. Teme al infierno más que otra cosa. Viaja hacia el
paraíso esperando tomar el tren correcto y que todos olviden por el camino sus
maleficios, mezquindades y hechicerías. Debe llegar antes de fin de año y se le
acaba el tiempo. Cae el hacha y muere el año decapitado.
Nace un nuevo
día, regresa el huracán y ráfagas de viento en el arenal levantan el polvo
milenario de las horas cubriendo culpas y miserias.
Danza
Macabra
Un rayo
atravesó la noche. El viandante pareció aliviado y siguió adelante con su plan
macabro: enterrar a su suegra en el jardín botánico bajo la planta carnívora
para eliminar vestigios.
Arrastró el
costal por el páramo; pesaba tanto que no logró llegar a su destino y lo
enterró en el altiplano bajo el ichu, frente a la laguna helada. Horas después salieron bailando fémures,
tibias, radios y falanges a celebrar el acontecimiento de una nueva luna. Se
encontró rodeado de ánimas bailando a su alrededor. Su grito llenó la noche,
espeluznante y desquiciado. Las ánimas
lo acompañaron al otro mundo sin pasar por el umbral de un nuevo año.
Hambre
Llanto de
dolor, frío invernal, hambre insaciable.
Un año tras otro va arrastrándose por
calles vacías cubierta de harapos. Luego de cocinar un plato caliente
con agua y pan, recoge sus hilos de colores y teje un poncho de lana para
abrigar a sus hijos. La vida no es fácil. ¿Cuándo terminará de tejer? ¿Cuál
será el año feliz para esa familia?
Los niños
duermen para no llorar de hambre. Asoma por la teatina un gato negro. Rin Tin
Tin sueña, bajo la mesa de la cocina, que en vez de ser perro flaco es un hueso
perseguido por la jauría y corre como alma que lleva el diablo.
Bajo un
infierno estrellado, cuatro hilos de dolor y de colores se estremecen en las
manos agrietadas.
Sueño en la amazonía
Soñé que
cabalgaba un unicornio. Volaba con sus
alas equinas desplegadas, sobre árboles de bosques tropicales donde asomaban
orquídeas y helechos. Los ríos
serpenteaban entre la floresta con cantarinas aguas y canoas. Remaban nativos de la zona y alzaban sus
brazos saludando. Me estremecí con tanta
belleza y tan emocionada estaba que resbalé y apreté el cuerno frontal de mi
cabalgadura, pero empecé a caer, flotando entre el rocío del atardecer. Caí sobre un lecho de flores, que eran las de
mi colchón en la cabaña amazónica donde me alojaba, y desperté en brazos de mi
amante estupefacto y dolorido.
Hacia Adentro
Viví con los
ojos hacia adentro, descubriendo defectos, pasiones, sueños, haciendo cálculos,
elucubraciones, creaciones.
Cuando miré
hacia afuera, el mundo había cambiado: hijos crecidos, jardines floridos,
tecnología avanzada. Perdí el mundo encerrada en el espejo. Decidí salir y hoy trato de continuar
viviendo fuera de él.
Fantasmagórico
Estuve mucho
tiempo tranquila y reposada pero mi mundo se complicó cuando vi entrar a la
familia completa a mi casa. Mi hijo
Teófilo con su mujer Epifanía, sus siete vástagos, la niñera Clementina y el
primo de Epifanía, Yolando.
Claro que la
casa es grande, pero, ¿me dejarán en paz? ¿Podré seguir mi rutina diaria con
tantas criaturas dando vueltas, brincando y saltando? ¿Con una Epifanía que
tira las puertas estrepitosamente y su primo bebedor y borracho? Mi hijo Teófilo no es malo, pero tiene cara
de indiferente. Ella lo maneja como quiere. Quizás por eso tuvo tantos hijos y
no puede con todo.
Traté de
avisarles, de comunicarles, de impedirles, de fastidiarles, de mantenerlos
despiertos, de hacerme imprescindible, pero nada funcionó. Cuando me di cuenta de que no me hacían caso,
que no me veían siquiera, decidí morirme otra vez y esta vez para siempre.
Identidad
En el Municipio
no encontraron mi número de identidad; en la oficina de jubilados no existía mi
documentación; en la de predios, terrenos y construcciones no sabían cuál era
mi propiedad. Oficialmente, no
existía. Di media vuelta y regresé a mi
sarcófago al fondo del pasillo a la izquierda.
América
Por falta de
sumisión hacia un marido impuesto por la familia, María Cano fue tachada de
mujer inferior, impura e infiel por la Inquisición en el S.XV. Escapó de las mazmorras vestida de varón a
caballo de un rocín más flaco que Rocinante y llegó a un puerto sobre el
Mediterráneo. Con coraje y gritando “al
abordaje”, se trepó a un bergantín pirata y se aparejó con cimitarra, daga y
puñal. Sin que la vieran se tiñó con
carbón sobre el labio superior tratando de parecer mancebo. Barco va, barco
viene o puerto va, puerto viene, terminó en una carabela con Vespucio al mando,
el cual descubrió su verdadera identidad cuando le robaron la ropa que lavaba a
escondidas. La cobijó bajo su cobija y
al llegar al Golfo de México, entre islas caribeñas y ocasos en el Atlántico y
el Pacífico, le concedió su amparo y decidió ponerle nombre al nuevo
continente, pero no Américo sino América en honor a su amante María Cano,
pirata sin ropa y desvergonzada por naturaleza.
La Sombra
Me desperté
tarde ese domingo porque en invierno de noche, a menos que sea de luna llena,
no existo para el mundo. Observé por la
ventana el sol que entraba a raudales mientras preparaba el café cuando me di
cuenta de que una sombra me seguía al otro lado de la mesa. Era una sombra sólida y brillaba contra la
pared, por los anaqueles de colores. Extrañada y enojada por tal persecución
cogí la tijera de trozar el pollo y separé la sombra que me seguía. La corté al
borde y dio un salto hacia atrás. De
pronto caí en cuenta de que todo era tan irreal
que podía pertenecer a un sueño.
Me despertaría luego, como una sonámbula, en la cocina. Continuaría mi vida deslizándome por las
paredes, arrastrándome por los suelos teñida de negro, como cualquier sombra
digna que se respete y todo resultaría otra vez normal en este mundo de sombras
en el que vivo…
Defecto
genético
Cuando me
avisaron de un defecto genético que tenía por la parte femenina de la familia,
pensé haberlo heredado de mi bisabuela o quizás fue de mi tía abuela, o de la
amante del abuelo, esa a quien le compró una casona sobre el mar o fue quizás
una granja o podría haber sido una cabaña en la selva, pero se me ocurrió que
yo podría descender de ella que se llamaba Eusebia… si no me equivoco y se
llamaba en vez Edelmira o Eustaquia. Lo
que decía de este defecto genético es que fue la causa por el cual el abuelo no
se llegó a casar con ella o quizás fue sólo un desliz de juventud como dicen,
pero aquí estoy yo “deslizándome” en medio de la vida, o en la pista de
patinaje o en el huerto del vecino…. Pero…. ¿de cuál defecto estábamos
hablando?
Al otro lado del arco iris
Hillary caminó
siguiendo el sendero amarillo. Por la ruta encontró al hombre de lata y al
espantapájaros. Viajó serena y cantando mientras afuera arremetía el vendaval.
Los árboles la protegían con su sombra.
Finalmente llegó
al otro lado del espejo. Era su otro yo
que asomaba la nariz. No debía tener
miedo del Mago de Oz. Avanzó, pero el hombre de lata llegó primero. Ahora se
las vería él solo con el espantapájaros.
¿Se transformará este, por el arte de la magia o de la guerra en el lobo
feroz?
Un Arpegio Hipnotizador
Santorini decidió vengar la indiferencia del público que conversaba y
reía en vez de escucharlo tocar la flauta en el parque los domingos. Por tal razón inventó un nuevo instrumento
que produciría gran impacto en el pueblo.
El músico infernal, en vez de saltar los últimos acordes del concierto o
tocarlos como debía aquel fatídico día de fiesta, quiso tocar un arpegio
agregado, de su invención, que hipnotizó a los presentes.
El público aplaudió con gran candor sin darse cuenta que al final, el
sonido infeccioso del burdo y mágico instrumento les sería letal. Seguían
aplaudiendo mientras caminaban hacia el puente como sonámbulos y se arrojaron
al río. Unos llegaron hasta el mar
luchando contra las corrientes y remolinos, otros quedaron desparramados por las
orillas. Nadie sobrevivió y Santorini siguió tocando su instrumento los
domingos, encantado del silencio, en un pueblo vacío.
Pesadilla
Una noche entré en el cuadro de mis pesadillas. Se veía terrorífico con su iglesia sobre el
monte bajo un cielo tempestuoso. Las
ventanas me observaban desde lo más profundo de su oscuridad. Mientras subía
las escaleras del Museo, la visión me confundía. ¿Estoy viéndolo desde afuera o desde adentro?
Van Gogh se revolcaría de risa en su tumba si me viera con la duda, sin
dar un paso más hacia el paisaje alucinante. ¿Soy yo la mujer que avanza por el
sendero amarillo o soy la Muerte?
No puedo hoy soportar tanta emoción y tanta angustia. Entonces, para detener el pánico que atenaza
mis entrañas, alzo la guadaña y destruyo, al fin, mi pesadilla.
Bailarinas
-
A mí me pintó Degas…
-
Y a mí, Lautrec..
-
Yo soy más graciosa,
-
Yo soy más ardiente…
-
¡Soy la más hermosa!
-
¡Soy la más ferviente!
-
No sabes el “pas
fleuret” ni el “pas menu”
-
Ni tú el “can
can” o el “charleston”…
-
Veamos quién es superior…
-
Arístides hará un buen juez…
-
Con Arlequín es mejor…
-
Será esta noche a las diez…
Al oscurecer,
bajaron las figuras de los cuadros que se volvieron telas desteñidas. Pero ganó el concurso la calavera con su
erótica danza macabra. Las bailarinas, desencantadas y desilusionadas, no
regresaron jamás a su lugar y siguen bailando en teatros y cabarets.
Edén
Eva se sentía la
primera mujer en el tiempo. La rodeaba
una luz azulada que la hacía resplandecer. Era seductora, cautivante, fascinante
y embelesaba a su compañero.
-
Debo irme porque voy a llegar tarde, - repetía él,
amostazado.
-
No obedezcas. No
puede obligarte a trabajar, a estudiar, a podar o lo que hagas en este jardín
encantador.
-
Te digo que no, - suplicaba con una vocecita cada vez más
débil.
-
Y yo te digo que, si tú no lo haces, a mí no me ves más…
Y, Pinocho se
comió la manzana.
Ajedrez en un país lejano
Por su desmesurada
codicia, había encerrado al indio en una celda hasta que le llenara una
habitación con oro y plata. No le costaría
más trabajo que el de bajar las planchas y estatuas de los templos para
llevarlas hasta el cuarto del rescate.
Le enseñó a jugar
ajedrez a Rey de tan extrañas tierras mientras se llenaba de oro, hasta que
empezó a perder.
Jaque mate, todas
las noches.
- ¡Que le corten
la cabeza a ese indio desgraciado, que a mí nadie me gana…! – gritó la Reina de
Corazones.
Y así terminó la
historia en el País de las Maravillas.
Un amor
imposible
Era un amor
desaforado. Tan ardiente y tan cruel que
le dolía todo el cuerpo. Vivía para
mirarla de reojo. No se atrevía a
contemplarla por miedo a que desapareciera como un espejismo. Sentía el dolor
en el bajo vientre y el cosquilleo que le subía por los muslos. No soportó más. Ese día se dio cuenta que no podía ser suya,
jamás. Borró la visión de sus pupilas, se recostó sobre la fría piedra del
convento y bebió el veneno. Cuando la Luna, ignorando la emoción que producía,
volvió a resplandecer en el oscuro firmamento en medio de estrellas y planetas,
su Romeo ya había fallecido.
Ajedrez y Política
Fascinados por la política, decidieron jugar al
ajedrez. A veces enrocaban, a veces
escapaban, a ratos perdían y luego vencían. El juego se hizo cada vez más
ardoroso y más riesgoso.
Unos blancos y otros rojos, los partidos se
confundieron, se arrojaron al suelo y se tragaron unos a otros sobre los
cuadros del tablero.
Los dos
jugadores se apasionaron tanto con la política que perdieron de vista el punto
de partida y no llegaron jamás a su destino.
Los reyes caían, las reinas corrían. Los caballos y las torres, los
alfiles y los peones luchaban en el campo.
Las multitudes, como piezas de ajedrez, los seguían vociferando. Finalmente, decidieron que lo único que
faltaba era comerse uno al otro y el reino del saber terminó en el caos.
Francisco
y el Cuervo
Francisco
recomendó a los animales que debían ser buenos, quererse y amarse entre sí.
El
cuervo observaba la reunión, con incertidumbre e incredulidad mientras el lobo
feroz se proponía seguir los consejos del santo varón. Naturalmente, su intrínseca naturaleza pudo
más que él, y al poco rato se tragó a dos ovejas con su lana, a un asno que
servía a Francisco de transporte y al perro guardián que no ladraba de puro
miedo.
Mientras
le chorreaba sangre por las fauces, se asomó el cuervo y repitió, como era su
costumbre:
“Nevermore”,
amigo. Nunca más hay que confiar en la
perpetua bondad de los seres. Lo digo y
lo repito en todos los idiomas…
Mujer Maravilla
Me sumerjo entre papeles, documentos, mensajes,
boletos, nadando entre las ramas tratando de encontrar una luz. Hasta los árboles lloran cuando trato de
salir a flote entre maderos caídos y máquinas de prensa.
Seguimos en la pubertad aún si nos llaman países en
desarrollo desde hace años.
Doy vueltas delante de la televisión imitando a la
mujer maravilla, pero no me vuelvo más joven ni más esbelta.
Jardín Botánico
Me presento, soy
Linnaeus y… ¡O, no! ¡Me he convertido en una planta! Un vegetal que no se mueve
de su sitio. ¡Mis brazos son hojas y mis piernas tallos! Abro la boca y los pétalos se zarandean. No puede ser, ¡debo estar soñando!
Lo que me queda es
abrazar a cualquiera que pase por aquí.
¡Veo una MOSCA! Abro mis pétalos
sin sueños y la trago. Adiós amigos, si pasan o pasean por el Jardín Botánico
no dejen de visitarme. Quizás se queden
sin un ojo, sin un dedo, sin nariz. Pero
tendrán el sumo placer de conocerme…
EN EL
JARDÍN BOTÁNICO
Tengo
mucho que estudiar. Los nombres científicos son difíciles de retener. Estoy en
el Jardín Botánico sentada en un banco y los párpados se me cierran por el
cansancio. No voy a pasar el examen. ¡Es mañana! No sé qué hacer.
¡Me ha
picado un bicho! Seguramente es una avispa o una abeja de las que zumban por
aquí.
Me
miro y no creo lo que veo. ¡Oh, no!
¡No
puede ser! ¡No puede ser! ¡Estoy alucinando! Trato de levantar los brazos y
sólo veo ramas, hojas, pétalos y flores.
Recapitulemos. Llegué, me senté en un banco
del jardín, abrí el libro, dibujé algo en el cuaderno. Y ahora estoy de pie
sobre un montículo de tierra, incapaz de moverme.
¿Estoy
soñando, o estoy hipnotizada?
Veo
una mosca. Abro mis pétalos sin sueño y la trago. Me ha gustado. Probaré una
abeja o alguna oruga que se atreva a pasear sobre mis hojas.
Aún
tengo dudas de qué es lo que sucede, pero tengo la esperanza de que alguien me
ayude. Si vienen al Parque botánico no dejen de visitarme. Quizás pierdan un
ojo, un dedo, la nariz… pero tendrán el sumo placer de conocerme...
íntimamente.
La Cena
Feliz, feliz no
cumpleaños… cantaban durante la cena los invitados, alrededor de una mesa
larga. Quizás era la última.
Uno seguía mirando
su reloj de arena, porque no quería llegar tarde. Otro no se quitaba el
sombrero para no quemarse con el sol del desierto. Un tercer invitado observaba
desde lejos con mirada torva, envuelto en su capa de algodón.
- Debe de estar
tramando algo. Tengo que encontrar la
forma de detener a ese traidor, - pensó la niña.
Y Alicia se
levantó de la mesa y le dio un beso a Judas, porque hay que morir de fantasía y
no de realidad.
El
Escultor
Después de quitar el mármol que sobraba alrededor de
la Desesperación y del Pensamiento, Rodin esculpió a Eva y se enamoró de ella.
Antes, había deseado a Danaide pero luego descubrió a Eva en la piedra. La abrazó, la acarició y la amó con pasión.
Era arisca, pero Rodin se repetía: No hay infidelidad
en la belleza sino en los ojos de quien la mira. Y la metió a su cama.
Al día siguiente, el artista estaba inmóvil con los
ojos fijos en el vacío.
Eva se levantó, exhausta de su primera noche de vida
y, a paso lento, salió de los aposentos y se refugió en lo que quiso llamar, el
Paraíso Terrenal.
El Rumor
Desde niña escuchaba ruidos que no existían más que en su mente. En medio del silencio que la envolvía su
madre preguntaba:
- ¿Todavía oyes sonidos?
- Sí, como alas revoloteando.
- Deben ser los ángeles…
Creció y el rumor de alas la acompañaba siempre. Vivía ensimismada, tanto así que dejaba de
escuchar mùsica porque tapaba el silencio que la rodeaba. Aunque a veces oía
palabras dentro de su cabeza. Eran voces
de consuelo cuando estaba triste o de llamadas de atención cuando estaba por
abandonar una tarea importante. Al
llegar a la adolescencia, esas voces interiores la ayudaron a manejar su
vida. Su familia pensaba que era creativa
e inventaba personajes porque no le gustaba la soledad. Sin embargo, dentro de su mente crecía un
estruendo. Era la bulla de un enjambre como miles de alas revoloteando a su
alrededor aún si estaba sola o en medio de la multitud en una calle.
Generalmente, debía hablar en voz muy alta, sobre el estrépito de una
manada que se acercaba y parecía hacer temblar la tierra donde estaba parada.
Nadie más que ella oía ese alboroto… Era
una persona muy especial.
Cuando estudiaba, necesitaba siempre mucho silencio alrededor porque si no,
no escuchaba sus propios pensamientos.
La algazara iba cambiando con el tiempo.
Una vez fue como el fragor de un tren que se acercaba con furia y la
hizo saltar de su lecho pensando que la iba a aplastar… ¿Eran señales? ¿De qué?
Muchos años después, el doctor le comunicó que debían operarla con urgencia,
y se resignó. Siempre lo había sabido.
Todo ese ejército con tanques y armamento, todas las manadas y los enjambres
que tenía dentro de la cabeza, no habían alejado el tumor que seguía creciendo.
Sólo esperaba sobrevivir y, si tampoco eso fuera posible, deseaba al menos
poder volar lejos, muy lejos con aquellos ángeles que seguían revoloteando a su
alrededor…
Energía
El sombrero
energético que llevaba en la cabeza lo impulsaba hacia lugares más altos, más
peligrosos, más abruptos. Desde la perspectiva de las aves, no sentía el viento
entre los dedos, ni en la cara, ni tenía miedo de la altura. Cuando se quitó el
sombrero, estaba aún sentado en el sillón.
¡Albricias! ¡Había inventado un nuevo modo de viajar!
Pinocho
en el Museo
Llegó el día en que los alumnos debían visitar el
Museo. Pinocho llevó su manzana y tuvo
que dejarla al guardián en la puerta porque no lo dejaron entrar con
comida. Con el rabo del ojo lo vio
tragarse la fruta de dos mordiscos.
Entró, frustrado y hambriento.
En fila, los alumnos revisaron los salones y admiraron
los cuadros. Cuando vio el Jardín del
Edén, colgado en la pared, se acercó, se empinó todo lo que pudo y cogió una
manzana del árbol. Todavía sigue allí,
en medio de los cuadros, como un títere de madera, con la boca abierta y la
fruta en la mano.
Locura
-
¡Completamente equivocado! ¡Cómo puede asegurar
semejante blasfemia! ¡Debe abjurar de su idea insensata y declararse no un
científico, astrónomo y matemático sino un astrólogo de feria, porque la tierra
es plana y se acabó! ¡Si se
moviera alrededor del sol, no tendríamos equilibrio!
-
E pur si muove… - repetía Galileo en el hospital
psiquiátrico. Y dirigiéndose a su compañero de habitación, le preguntó:
-
Amigo,
¿nos declaramos vencidos?
-
Jamás de los jamases. Uno es lo que es o sino no lo
es. Ser o no ser, he ahí el dilema, - le
contestó Hamlet.
Oscuridad
En la
oscuridad, a veces me vienen convulsiones cuando las hormigas me llenan la
boca, las orejas, la nariz.
Me he mordido
la lengua y el piso junto a mí está lleno de sangre, saliva y orines. Creo que, si no tuviera convulsiones, mi
padrastro me dejaría salir a respirar el aire fresco. Me da de comer, pero ni veo lo que como de
tan hinchados que tengo los párpados. Quizás la gente que está afuera piensa que
soy un animal en vez de una niña.
En esta
oscuridad, tan lejos de todo, en una bodega bajo el suelo, llena de bichos que
me muerden, ya casi no puedo ver, ni oír, ni hablar, ni caminar, ni moverme
mucho. Pero no debo tener miedo. Quizás
algún día pueda ser feliz y ver de nuevo un rayito de sol, aunque sea un
ratito.
Transformaciones-
-¿En qué estás
pensando, mi estimado amigo?
-Estoy pasando
revista a los errores que he hecho en mi vida. Por ejemplo, desde que el muñeco que inventé se
convirtió en niño, no he podido escribir
su historia porque es demasiado banal.
Debería haberlo dejado como una pieza de madera, que era más simpático,
travieso y versátil.
-Eso me pasa mí también…
-¿También creaste
un muñeco que se convirtió en niño?
-¡No, para nada! Yo inventé un gigante que se convirtió en
molino y, en vez de asustarse, los lectores se rieron a gritos.
- Así sucede
cuando los personajes cambian de forma sin permiso del autor, mi estimado
amigo.
-Al menos hemos
entretenido a millones de lectores grandes y chicos, durante muchos años.
-No debemos
afligirnos. Sigamos nuestro viaje por el
espacio que un día llegaremos al Paraíso como nos prometió Dante.
-Si no se
transforma en un infierno…
El Regreso
Cuando llegué al
pueblo, finalmente pude arreglar los asuntos que dejó pendientes mi
marido. He limpiado la pequeña casa y
llenado de flores el balcón. Estoy pintando cuadros para adornar las paredes
desnudas. Por el resquicio de la ventana
escucho el silbido del viento mezclado con su murmullo de aprobación que me
hace cosquillas en la oreja.
Lo que me pasa
ahora es increíble. Lo siento tan cerca
a mí que, en la calle, me doy vueltas y me encuentro cara a cara con un
desconocido que habla en dialecto con su misma cantilena. Otras veces me apresuro para ver de frente a
un alpinista con su mochila que camina como él pero no es él. En el café me sonríen sus ojos pícaros desde
un rincón.
Me rindo.
Tengo que aprender
a vivir en este pueblo con el fantasma de mi marido al lado…
SOMBRILLA
Corren los
niños mientras risas y llantos se confunden.
Una mujer escribe en un cuaderno: gesto anticuado a mi sombrillezco
parecer.
Todos se alejan
cuando empieza a llover. Sólo queda
empapándose el escrito abandonado. Trato
de descifrarlo antes de que lo borre la lluvia y, sí, he aprendido a leer: “Lo
conocí bajo una sombrilla roja a rayas.
Tan osado y enamorado que me persiguió hasta el hotel. Luego de una noche de amor apasionado no lo
volví a ver. Hoy he regresado a buscarlo, no encuentro ni su nombre… quisiera ser una sombrilla para no sufrir de
amor…”
Anillo
-Estamos buscando
el anillo faltante entre el hombre y el animal.
-Soy yo, estimada
doctora, un pitecántropos original.
-Pero, ¡tienes
piel de leopardo, cola de zorro y colmillos de elefante! No nos sirve. Que pase el próximo.
-Pero yo soy
aspirante al anillo faltante y provengo de uno de los múltiples anillos de
Júpiter.
-¡Tampoco eso nos
sirve como anillo faltante ¡!
- Estimada
doctora, si está buscando un anillo, un aro o una sortija, soy el primero que
se lo puedo hacer llegar a su hermosa mano, con todo mi afecto y deseos de
colaboración.
-¡Tonto! No estoy lista para comprometerme todavía, y
menos con un picántropos aunque sea con anillo.
Que pase el próximo…
MIEDO
En la oscuridad, a
veces me vienen convulsiones cuando las hormigas me llenan la boca, las orejas,
la nariz.
Me he mordido la
lengua y el piso junto a mí está lleno de sangre, saliva y orines. Creo que, si no tuviera convulsiones, mi
padrastro me dejaría salir a respirar el aire fresco. Me da de comer, pero ni veo lo que como de
tan hinchados que tengo los párpados. Quizás la gente que está afuera piensa
que soy un animal en vez de una niña.
En esta oscuridad,
tan lejos de todo, en una bodega bajo el suelo, llena de bichos que me muerden,
ya casi no puedo ver, ni oír, ni hablar, ni caminar, ni moverme mucho. Pero no debo tener miedo. Quizás algún día
pueda ser feliz y ver de nuevo un rayito de sol, aunque sea un ratito.
El Amor Eterno
Había llegado el
momento. No quería morir y tomó la
poción revitalizadora. Romeo yacía a sus pies mientras que desde el balcón caía
una lluvia de flores.
Estaba segura que
iba a reencarnarse en otro ser, más etéreo, más liviano, más vital.
Cogió las manos de
su amado y lo cubrió de besos. Tenía que
revivir con la poción. Sin embargo, a su pesar, veía que estaba cubriéndose y
encerrándose en sí mismo como un capullo o una crisálida.
Le había asegurado
el sacerdote que el milagro podía suceder en cualquier momento. Julieta se echó cerca de él y esperó con
paciencia. Pasaron las horas y llegó el
crepúsculo.
Bajo la luz de la
luna, dos mariposas frágiles como un soplo, se elevaron al cielo y entrelazaron
sus alas reviviendo su amor eterno. Es el mismo aún si forma parte de otra
especie.
Volar como las
Aves
En el País de las
Maravillas le obsequiaron una chistera.
Se la encasquetó sin miedo y decidió volar. Para eso hacía parte de un
cuento.
Observó que el sombrero energético que llevaba en la cabeza lo impulsaba hacia
lugares más altos, más peligrosos, más abruptos. Desde la perspectiva de las
aves, no sentía el viento entre los dedos, ni en la cara, ni tenía miedo de la
altura. Cuando Wright se quitó el sombrero, estaba aún sentado en el
sillón.
- ¡Albricias! – le gritó su hermano- ¡Has inventado un nuevo modo de
viajar!
Químicamente Puro
Mi cuerpo se
desliza suavemente por una inconsistencia palpitante. Un ser, como una burbuja, se alza en el
espacio conmigo adentro. Yo observo el
mundo a través de una transparencia y contemplo la superficie volcánica que se
va alejando. Estalla en espasmos intermitentes el núcleo de este ser que
también soy yo, y mientras un
estremecimiento recorre mi cuerpo, que también es suyo, el asombro paraliza mis sentidos y me preparo
para un desdoblamiento. Advierto que se
va alejando parte de mi entorno hasta que un hilillo brillante y nada más nos
une. Luego se desprende. Ha nacido un nuevo yo.
Amazonas
Orellana navegaba
por el río mar. No encontraba la orilla
por la fuerte lluvia que caía sin cesar durante la tempestad de rayos y truenos
que devastaba la selva. Él y sus hombres
estaban perdiendo la razón. Debía encontrar pronto a las amazonas, aquellas
bellísimas mujeres selváticas que montaban sobre unos animales peludos y
patihendidos o volaban con lianas a través de los espacios entre los árboles y
arbustos.
Cuando naufragaron
cerca de la orilla, Mowgli les indicó el camino en la espesura. Después de
nueve meses, nacieron con júbilo muchos orellanitos en medio de las selvas,
ahora no tan vírgenes, pero nadie nunca les creyó la historia.
Apocalipsis
Gates tuvo una idea genial.
Pero a veces funciona y otras no.
Ahora, por ejemplo, el ordenador no se cierra. Aprieto, machuco,
oprimo y sigue con la luz prendida. Ni
el botón suprimir obedece.
Lo desenchufo y nada, luego pruebo con autorecuperación. Sorpresivamente, aparezco reflejada en la
pantalla. He entrado en el programa con
otra apariencia, ridículamente semejante a Serafina la mujer de Popeye. No me
gusta.
Oprimo la tecla eliminar.
¡Mi imagen está desapareciendo del ordenador!
Ya no soy yo: me disuelvo, me destiño, ya no existo, ¡ESTOY
DESVANECIÉNDOME!
¡Socorro! No tengo cuerpo ni original ni copia ni plantilla personal
ni…oooooooooooo
Parto y Nacimiento
Últimamente he crecido mucho. Siento que de un
momento a otro voy a estallar. Reboto pesadamente,
aunque me dejo arrastrar con lentitud por las corrientes de aire. Si en mi núcleo hay dos seres que conviven,
se revienta y se convierte en dos, porque no puedo vivir en paz con dos en mí. ¡Peleo continuamente conmigo misma! Por tal razón me armo de valor, ajusto
bastante la cintura, hago fuerza en sentidos opuestos, empujo, siento que
cambio de color, me revuelco, hasta que, al fin, ¡me desprendo de mí misma! ¡Me
rompo!, ¡me divido en dos! ¡Mi otro yo
es igual a mí y cada cual tomamos un camino diferente!
Receta para hacer
nietos-
Criar a tus hijos
con cariño y hacerlos estudiar de jóvenes para que no se pasen la vida entre
los libros, llenándose la nariz de polvo y la cabeza de sabiduría.
Hacerles ver la
belleza alrededor y en los hijos de los vecinos.
No dejarlas
sueltas en plaza hasta que no hayan terminado los estudios y encuentren a
alguien tan saludable, espectacular y fascinante como ellas.
Aconsejarlas que
el matrimonio no es una meta, pero justifica los medios para reproducirse y compartir.
Si después de
meterlos al horno no tienes nietos o estás a punto de tenerlos, es que la
juventud eventualmente hace lo que le da la gana y no lo que los padres desean.
Algunos nietos
salen sanos y bonitos, otros se queman y hay que quererlos igual. A veces los
ingredientes no son tan buenos o el horno se daña y hay que conformarse con los
ajenos.
Amor en Navidad
La Navidad es
el día del Niño, de todos los niños.
Muchos son los
que encuentran regalos bajo un árbol adornado con bolas de colores y
estrellas. Hay otros que sufren. Algunos de esos seres diminutos sufren
violencias por parte de gente adulta. ¿Se terminará su venta para el trabajo
manual o sexual, para recoger la cosecha o para lavar pepitas de oro en los
ríos?
Pensemos
también en los que no tienen la suerte de tener a los padres al lado para
verlos crecer, cuidarlos y protegerlos.
Recordemos que
la Navidad es el día del Niño, de todos los niños.
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